24.3.14

Quiero #15.

Hoy volvemos a retomar esta sección en la que gente como Kepa Acero, Mario Azurza, Chris del Moro, Desillusion Mag o Killian Martin entre otros, nos han contado sus diez deseos. Y volvemos a lo grande con la gente de Lamono Magazine, revistón sobre cultura urbana, skate, surf, arte, foto, música y mucho más. Os dejo con la lista de deseos que han tenido a bien compartir con nosotros. Gracias por colaborar, chicos. Un placer.

1. Abrir Lamono Art Gallery.

2. Realizar todos nuestros trips con Lamono Van.

3. Editar un número en Bali.

4. Pasar una tarde con Miki Dora.

5. Pasar una tarde con Sid Vicious.

6. Pasar una tarde con Vivian Maier 
y darle las gracias.

7. Crear nuestra marca de ropa.

8. Dar con una pastelería que entregue chocolate
a domicilio por las tardes.

9. Que Mark Zuckerberg entre en razón y
Facebook vuelva a ser lo que era.

10. Lamono Surcamp en Peniche.

13.3.14

Cine #1.

En esta sección os hablaré un poco del cine que haya visto últimamente. Las películas no siguen ningún orden, las críticas las hago sin ninguna base científica y quizás no vuelva a escribir ninguna entrada de cine por dejadez, pero esto es lo que hay.

"El halcón maltés", John Huston, 1941.
Estoy seguro de que si no estuviese considerada como una de las primeras películas de cine negro de la historia no se hablaría tanto de ella. A Bogart no hay nada que reprocharle, pero joder, a la femme fatale no hay quien se la crea, el guión no hace más que girar en círculos y complicarse muchísimo para llegar a un desenlace insulso y la última frase de la película es tan pretenciosa como metida con calzador. Decepción total.

"Perdición", Billy Wilder, 1944.
Esto sí. Una fotografía de dejarte con la boca abierta, unos diálogos inteligentes, con ritmo y cargados de metáfora y tensión sexual entre los protagonistas, una femme fatale que es tan hija de puta que hay que quererla y una historia que no deja nada suelto y que te mantiene con el culo apretado durante toda la película. De diez. El único "pero" es que aún no he averiguado cómo consigue Walter encender las cerillas con el pulgar.

"Canciones del segundo piso", Roy Andersson, 2000.
Es la primera película que veo de Andersson y ya estoy deseando ver la siguiente. La historia en sí puede parecer un sindios, pero en realidad habla de lo absurdo del mundo y de la angustia existencial, con una fotografía muy delicada y limpia, sin movimientos de cámara y con un sentido del humor tan inteligente como grotesco.

"Dos hombres y un armario", Roman Polanski, 1958.
Genial corto de un jovencísimo Polanski (que también aparece agrediendo al protagonista como después lo haría en "Chinatown") que comienza con la imagen de dos hombres que salen del mar con un armario a cuestas y que se encuentran con una sociedad que, como siempre, rechaza todo lo que es distinto.  Quince minutos en los que ya se ven cosas de lo que iba a ser su cine; humor negro y absurdo, violencia sin sentido y esa mezcla de lo poético y lo vulgar.

"Los ojos sin rostro", Georges Franju, 1960.
"La piel que habito" de Almodóvar te puede parecer medioqué siempre que no hayas visto esta. Cuando lo haces, te das cuenta de que lo único que hace Pedro es sacar la idea, los personajes e incluso la ambientación de aquí y meter el tema mariconeo/transexualidad que le mete a todas sus películas. Esta mola bastante, a pesar de ese ritmo lento del principio que no hace otra cosa que trasladarte el sentimiento de desesperación de la protagonista.

 "El acorazado Potemkin", Sergei Eisenstein, 1925.
Basada en hechos reales, cuanta la historia de la tripulación de un barco que está hasta las narices del trato de sus superiores y de la comida podrida que les sirven a diario, así que se amotinan y se lía la de Dios. Una película que ya merece la pena ver sólo por la increíble escena de las escaleras de Odessa a la que luego rendirá homenaje Brian de Palma en "Los intocables de Eliot Ness". Contraste entre imágenes para provocar espanto, uso del travelling por primera vez en el cine ruso, manejo del ritmo, primeros planos expresivos o repetición de imágenes para evocar ideas. Una joyita técnica. Si os gusta, también os podéis poner "La huelga" y "Octubre", del mismo tío.

"Cuentos de la luna pálida de Agosto", K. Mizoguchi, 1953.
Una preciosa historia que habla de cómo la ambición puede hacernos perder lo que más queremos. Una fotografía que da a la película un rollo fantasmagórico, una composición pensada al detalle, un uso del claroscuro que habla por sí solo y unos planos que son poesía.

"Ciudadano Kane", Orson Welles, 1941.
A cualquiera que me pregunte "¿de qué va la película?", le contestaré "me da igual". Y es que cuando se hace una maravilla como esta, para mí lo de menos es lo que me cuenta, porque lo verdaderamente importante, a nada que tengas un poco de sentido estético, es el cómo lo cuenta. El uso de la luz, el uso de la ausencia de luz, el uso del espacio, la composición, las diagonales, los triángulos formados por los personajes, las líneas del techo que unen miradas, la profundidad de campo, la jerarquización de los personajes en el plano, el uso de la escala, el travelling, los diálogos solapados, etc. Un gustazo de película que no sé por qué he tardado tanto en ver pero que he visto en un momento perfecto para apreciarla como se merece.

"Pickpocket", Robert Bresson, 1959.
Una película en la que Bresson despoja al cine de todo lo innecesario, como ya hizo Dreyer en 1928 con "La pasión de Juana de Arco". Me fui dando cuenta de esto según la iba viendo, por lo que me costó un poco entrar en la película por su sobriedad, su frialdad, por su extraño naturalismo y por unos actores (no profesionales a propósito) que parecen no saber actuar. Se centra tanto en buscar la esencia y la pureza que a veces parece que estés viendo un documental, pero cuando acaba, repasas lo que acabas de ver y dices "joder, qué cabrón".

"El espejo", Andrei Tarkovsky, 1975.
Esta película ni se explica ni se entiende. Se ve, se vive (o no) y punto. Un viaje por los sueños y recuerdos del autor en el que sólo en algunos momentos (al menos para mí) consigue conectar con los míos y me ayuda a darle minutos de sentido a lo que estoy viendo, porque el resto del tiempo es una película muy bella, muy mística, muy poética y muy espiritual pero que no logro disfrutar más allá de los visualmente atractivo. Igual es que soy muy tonto. Que también.

5.3.14