13.4.14

Cine #2.

"Vecinos", Norman Mclaren, 1952.
Un corto de sólo ochos minutos en stopmotion que habla de la guerra, de la ambición y de la venganza, que supuso una revolución técnica para su época y que tiene alguna escena de echarte las manos a la cabeza. Según he leído después, la película favorita de Picasso.


"Picnic en Hanging Rock", Peter Weir, 1975.

Inquietante, cálida y envolvente película sobre unos extraños hechos ocurridos en una misteriosa montaña australiana donde la naturaleza es un personaje más, la música te pone los pelos de punta y la atmósfera te absorbe y hace que se detenga el tiempo. Disfrutadla sin querer llegar a nada. Cine para los sentidos.



"La ley del silencio", Elia Kazan, 1954.
Una película que merece la pena ver por la actuación de Marlon Brando (aunque cuida palomas y eso da mucho asco) y por poco más. A ratos parece un melodrama de los de después de comer en Antena 3, sabes cómo va a acabar desde el minuto uno y los sermones del padre Barrie hacen que te sientas como un niño en catequesis al que le enseñan a distinguir entre el bien y el mal. Una buena película sin más a la que le sobra mucho de panfleto moralista.


"Gerry", Gus Van Sant, 2002.
Esta película sólo tiene dos opciones, que te resulte insufrible o que te hipnotice. A mí me consiguió atrapar. Atípica de principio a fin, cuenta la historia de dos amigos que se pierden en un desierto, aunque eso de "cuenta la historia" no es del todo cierto, porque Van Sant deja que tú lo hagas por él. Unos planos secuencia interminables, no más de cinco minutos de diálogo en toda la película y un paso del tiempo prácticamente real que hace que te vayas desesperando por momentos y que te lleva a pensar en qué harías tú, qué harán ellos y en que probablemente tú seas otro Gerry que estás perdido, andando sin rumbo por la vida. 


"Los 400 golpes", François Truffaut, 1959.
Antoine Doinel es un chaval de puta madre al que las discusiones de sus padres, los castigos de los profesores y las reglas absurdas que lo rodean le tocan tanto las narices que decide quitarse del medio. Una película sensible sobre la adolescencia y sus problemas, contada con realismo, sencillez, humor sutil y sobriedad narrativa, como mandaba la 'nouvelle vague'. Si la veis y os quedais con ganas de saber qué será de Antoine, alter ego de Truffaut, podéis ver también "Besos robados", "Domicilio conyugal", "El amor en fuga" y "Antoine et Collete", donde se narra la vida de Antoine, sus amores, la madurez, el matrimonio o la infidelidad.


"Cuentos de Tokio", Yasujiro Ozu, 1953.
Joder, menuda preciosidad de película. Si os digo que va de unos viejunos de pueblo que van a ver a sus hijos a la ciudad, que los ven y que luego se vuelven, probablemente nunca la veréis, pero entonces os perderéis una de las mejores películas de unos de los mejores directores de la historia del cine. La altura de la cámara, la quietud, las diagonales, la profundidad de los planos como los que vimos en 'Ciudadano Kane', la asimetría entre padres, hijos y nietos, el tempo, lo que se dice sin decirse... La belleza de lo cotidiano contado de forma magistral.



"Fellini 8 1/2", Federico Fellini, 1963.
Se me debería caer la boca por hablar mal de una película de Fellini, pero es que más allá de un inicio prometedor, algunas bellísimas escenas surrealistas como la de arriba y una fotografía impecable, me resulta difícil entrar en la película, igual porque soy retrasado o porque es algo inconsistente e inconexa. Hay que verla por su originalidad y excentricidad a la hora de contar una historia, pero yo al menos no conseguí disfrutarla.


"El tercer hombre", Carol Reed, 1949.
Aunque la peli sea de Reed, la mano de Orson Welles está más que presente. Y qué mano. Una atmósfera fantasmagórica que te atrapa, una composición de diez, un guión brillante, una sucesión de acontecimientos encadenados a la perfección, unos giros de la hostia y una escena final de un plano fijo que cuenta tanto como casi toda la película. Muy recomendable.


"El gabinete del Doctor Caligari", Robert Wiene, 1920.
De esta no os voy a contar nada. La veis, os quedáis con la boca abierta, y cuando consigáis cerrarla y articular palabra, se la recomendáis a vuestros amigos. Año 1920, ¿eh? Uf.


"Bonnie & Clyde", Arthur Penn, 1967.
Una de las películas más sobrevaloradas que he visto en mucho tiempo. Sólo podría salvarse por ser una de las primeras road movies de la historia o por la escena final. Pero es que ni así. Desde el primer momento, con las actuaciones de estos dos, tenía la sensación de que había pinchado mal el enlace y estaba viendo una parodia de la película de verdad. Una actuaciones de vergüenza, una música de cuando aparece la familia de catetos con muchos hijos de los Simpsons y un argumento de tebeo. Peliculilla. 

10.4.14

A gusto.



Gracias a Lolo Picardo por la foto de acción.