Hace algo más de un mes que recibí mi flamante traje Hotties en casa. No he escrito antes porque quería probarlo bien antes de contaros qué tal es. Ahora ya puedo hablar con conocimiento de causa y deciros que es la hostia.
Después de pasar días pensando en cómo hacérmelo -en realidad fueron semanas, lo que pasa es que me da vergüenza admitirlo- por fin me configuré el definitivo. Y es que para alguien tan indeciso como yo, es una putada eso de poder hacerte el traje totalmente a tu gusto. Puedes elegir colores de pierna, de muslo, de dorsal, de cremallera, de cuello y hasta de sobaco. Una locura. Cuando me llegó a casa, creo que incluso lloré al abrir el paquete viendo lo bonito que era. Pasé horas mirándolo, tocándolo -es suave como el culo del bebé más suave del mundo- y viendo todos los detalles. Me lo probé y me quedaba como un jodido guante de esos de fregar que te estiliza tanto la mano. Pero donde más me enamoró fue donde tiene que enamorar un traje, en el agua. Al entrar al agua te hace como un efecto vacío que impide que te entre la más mínima gota de agua y que estés tan calentito como en el mismísimo vientre de tu santa madre. Uno de los secretos para que pase esto, además de por el tipo de neopreno, es por poder tener contacto directo con el tío que te lo está haciendo y mandarle todas tus medidas, cosa que no pasa con ningún otro fabricante y que te asegura que el traje sea perfecto para ti. Además, en mi caso, me fueron enseñando fotos de todo el proceso de fabricación, desde cómo quedaban los colores en seco y mojado hasta cómo se cose. Un gustazo.
Por esto que os cuento y por mucho más que sólo podréis experimentar cuando tengáis uno, recomiendo un Hotties al 100%. Gracias a Alberto por aguantarme y por portarse tan bien. En breve, y de cara al verano, os contaré nuevas cosas que están maquinando y de las que tendré la suerte de ser partícipe.
Después de pasar días pensando en cómo hacérmelo -en realidad fueron semanas, lo que pasa es que me da vergüenza admitirlo- por fin me configuré el definitivo. Y es que para alguien tan indeciso como yo, es una putada eso de poder hacerte el traje totalmente a tu gusto. Puedes elegir colores de pierna, de muslo, de dorsal, de cremallera, de cuello y hasta de sobaco. Una locura. Cuando me llegó a casa, creo que incluso lloré al abrir el paquete viendo lo bonito que era. Pasé horas mirándolo, tocándolo -es suave como el culo del bebé más suave del mundo- y viendo todos los detalles. Me lo probé y me quedaba como un jodido guante de esos de fregar que te estiliza tanto la mano. Pero donde más me enamoró fue donde tiene que enamorar un traje, en el agua. Al entrar al agua te hace como un efecto vacío que impide que te entre la más mínima gota de agua y que estés tan calentito como en el mismísimo vientre de tu santa madre. Uno de los secretos para que pase esto, además de por el tipo de neopreno, es por poder tener contacto directo con el tío que te lo está haciendo y mandarle todas tus medidas, cosa que no pasa con ningún otro fabricante y que te asegura que el traje sea perfecto para ti. Además, en mi caso, me fueron enseñando fotos de todo el proceso de fabricación, desde cómo quedaban los colores en seco y mojado hasta cómo se cose. Un gustazo.
Por esto que os cuento y por mucho más que sólo podréis experimentar cuando tengáis uno, recomiendo un Hotties al 100%. Gracias a Alberto por aguantarme y por portarse tan bien. En breve, y de cara al verano, os contaré nuevas cosas que están maquinando y de las que tendré la suerte de ser partícipe.
4 comentarios:
Ostias Victor!, dan ganas de pillarse uno...jeje
Se agradece el saber estas cosas.
Saludos!
Muy recomendable, Fran. Sobre todo si estás harto de encontrarte siempre los mismos trajes en el agua y en todas las tiendas y si quieres un trato personalizado.
que bueno Victor!!!!!!
¡Ya me dirás, Chuk!
:))
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